Ilustrações: divulgação
[1972-1973]
Comienzo
por invocar a Walt Whitman
Es por acción de amor a mí
país
que te reclamo, hermano necesario,
viejo Walt Whitman de
la mano gris,
pata que con tu apoyo extraordinario
verso a
verso matemos de raíz
a Nixon, presidente sanguinario,
Sobre
la tierra no hay hombre feliz,
nadie trabaja bien en el planeta
si
en Washington respira su nariz.
Pidiendo al viejo Bardo que me
invista,
asumo mis deberes de poeta
armado del soneto
terrorista,
porque debo dictar sin pena alguna
la sentencia
hasta ahora nunca vista
de fusilar a un criminal ardiente
que
a pesar de sus viajes a la luna
ha matado en la tierra tanta
gente,
que huye el papel y la pluma se arranca
al escribir
el nombre del malvado,
del genocida de la Casa Blanca.
Me
despido de otros temas
Amor, adiós, hasta mañana
besos!
Corazón mío agárrate al deber
porque declaro abierto
este proceso.
Se trata aquí de ser o de no ser:
si dejamos
vivir al delincuente
los pueblos seguirán su padecer
y el
crimen seguirá de Presidente
robando a Chile el cobre en las
Aduanas,
destripando en Vietnam los inocentes.
No se puede
esperar una semana
ni un solo día más porque, carajo,
es por
atrocidades inhumanas
que atraparemos este escarabajo
y es
un orgullo para el hombre entero
que soportó el puñal de
la noticia,
como instrumento duro y duradero
anunciar en la
tierra la justicia:
por eso te buscaba, compañero,
el
tribunal de sangre que se inicia
y, aunque sea un poeta el
justiciero,
los pueblos me entregaron una rosa
para que con
mi verso verdadero,
yo castigue la saña poderosa
del inmenso
verdugo comandado
por el concubinato del dinero
para quemar
jardín y jardinero
en países remotos y dorados.
La
canción del castigo
No hay que contar con su
arrepentimiento,
ni hay que esperar del cielo este trabajo:
el
que trajo a la tierra este tormento
debe encontrar sus jueces aquí
abajo,
por la justicia y por el escarmiento.
No lo
aniquilaremos por venganza
sino por lo que canto y lo que
infundo:
mi razón es la paz y la esperanza.
Nuestros
amores son de todo el mundo.
Y el insecto voraz no se
suicida
sino que enrosca y clava su veneno
hasta que con
canción insecticida,
levantando en el aiba mi tintero,
llame
a todos los hombres a borrar
al Jefe ensangrentado y
embustero,
que mandó por el cielo y por el mar
que no
vivieran más pueblos enteros,
pueblos de amor y de sabiduría
que
en aquel otro extremo del planeta,
en Vietnam, en lejanas
alquerías,
junto al arroz, en blancas bicicletas
fundaban el
amor y la alegría:
pueblos que Nixon, el analfabeto,
ni
siquiera de nombre conocía
y que mandó matar con un decreto
el
lejano chacal indiferente.
Él
Al criminal
emplazo y lo someto
a ser juzgado por la pobre gente,
por
los muertos de ayer, por los quemados,
por los que ya sin habla y
sin secreto,
ciegos, desnudos, heridos, mutilados,
quieren
juzgarte, Nixon, sin decreto.
El juicio
Convocada
por mí la tierra entera
que cabe, lo verás, en mi soneto,
dará
el dictamen de la primavera,
frente a frente, mirando tu
esqueleto,
para que nunca más madre ninguna
se desangre en
las tierras arrasadas
cargando al sol, bajo la triste luna,
un
niño que levanto como espada
frente al cuello de Nixon,
camarada.
El cobre
Al cobre lo llamábamos
chileno
porque nacía de chilenas manos
y nuestro territorio
estaba lleno
del subterráneo sol cordillerano,
del cobre
que no estaba destinado
a los piratas norteamericanos.
Hasta
que yankizado hasta el ombligo
el presidente Frei,
momiocristiano,
regaló nuestro cobre al enemigo.
Pero mi
pobre Patria intransigente
esperó entre el saqueo y las
escorias,
entre Chuquicamata y El Teniente,
la hora de
despertar, y se comprende
que, con el pabellón de la victoria,
dé
un solo golpe Salvador Allende
de los colmillos
norteamericanos
rescató el cobre, para siempre
ahora,
devolviéndolo a Chile soberano.
Victoria
Honor
a la victoria apetecida,
honor al pueblo que llegó a la hora
a
establecer su derecho a la vida!
Pero el ratón acostumbrado
al queso,
Nixon, entristecido de perder,
se despidió de
Eduardo con un beso.
Cambió de embajador, cambió de espías
y
decidió cercarnos con alambre:
no nos vendieron más
mercaderías
para que Chile se muriera de hambre.
Cuando
la Braden les movió la cola
los momios ayudaron la
tarea
gritando «Libertad y cacerolas»,
mientras que los
parrones victimarios
pintaban de bondad sus caras feas
y
disfrazándose de proletarios
decretaban la huelga de
señores
recibiendo de Nixon los dineros:
treinta monedas
para los traidores.
La herencia
Así Nixon
comanda con napalm:
así destruye razas y naciones:
así
gobierna el triste Tío Sam;
con asesinos desde sus aviones,
o
con dólares verdes que reparte
entre politijarpas y
ladrones.
Chile, te colocó la geografía
entre el océano
y la primavera,
entre la nieve y la soberanía
y ha costado
la sangre de la gente
luchar por el decoro. Y la alegría
era
delito en tiempo precedente.
Recuerdan las masacres
miserables?
Nos dejaron la patria malherida
a golpes de
prisiones y de sables!
A ti te llamo
Esto
heredamos de los anteriores
y hoy que el rostro de Chile se
agiganta,
cuando echamos atrás tantos dolores,
te
necesito, mi joven hermano,
joven hermana, escucha lo que digo:
yo
no creo en los odios inhumanos,
y no creo que el hombre es
enemigo:
creo que con tu mano y con mi mano,
frente al malvado
y contra sus castigos,
llenaremos la Patria de
regalos
sabrosos y dorados como el trigo.
Regresa el
trovador
Por eso estoy aquí en tu compañía.
De
vuelta estoy como un enamorado
tocando el sol, el aire, el mar
chileno
sufriendo de partir y haber llegado.
Siempre mi
corazón estuvo lleno
como una copa de fulgor dorado
de Chile,
de su cántico sereno.
Nunca mi Patria de dulzura y nieve
fue
para mí substancia pasajera.
O fue terrible herida en mis
entrañas
o luna derramada en la pradera.
Yo puse mi raíz
en tus montañas
y florecí sobre las cordilleras.
(Yo
nunca estoy afuera en tierra extraña
porque mi poesía es
tricolor
y
vivo todo el año en tu bandera.)
Por eso Patria blanca y
estrellada,
Patria roja y azul, Patria primor,
Patria chilena,
Patria delicada,
yo escuché desde lejos tu tambor.
Y
me acerqué intranquilo a tu morada.
Quedé sobrecogido de
dolor!
Son los de ayer
Miré que lo que el
pueblo construía
después de tantos años de tormento:
la
bandera de tu soberanía
por fin con sus colores en el
viento,
era atacada por la turbulencia
del anacrónico
establecimiento
y que te amenazaba la demencia
de los
feudales y de los violentos;
el pasado con negra
consecuencia
quiere otra vez tu sangre derramada.
Y la
guerra civil es sacerdocio
para los que no hicieron nunca
nada
sino vivir de incógnitos negocios.
Amo la paz por
variadas razones:
una es porque el canto del trabajo
se une al
color solar de los limones.
Y porque los programas
populares
producirán tractores y cerezos:
todo lo hace el
amor y los amores
del pueblo en su batalla y su proceso.
Aquí
me quedo
Yo no quiero la Patria dividida
ni por siete
cuchillos desangrada:
quiero la luz de Chile enarbolada
sobre
la nueva casa construida:
cabemos todos en la tierra mía.
Y
que los que se creen prisioneros
se vayan lejos con su
melodía:
siempre los ricos fueron extranjeros.
Que se
vayan a Miami con sus tías!
Yo me quedo a cantar con los
obreros
en esta nueva historia y geografía.
Ven
conmigo
Por esto estoy aquí en tu compañía:
por
Chile, por su azul soberanía,
por el océano de los
pescadores,
por el pan de los niños ruiseñores,
por el
cobre y la lucha en la oficina,
por nuestra agricultura y por
la harina,
por el buen compañero y por la amiga,
por el
mar, por la rosa y por la espiga,
por nuestros compatriotas
olvidados,
estudiantes, marinos o soldados,
por los pueblos
de todos los países,
por las campanas y por las raíces,
por
los caminos y por los senderos
que llevan a la luz al mundo
entero
y por la voluntad liberadora
de las banderas rojas
en la aurora.
Con esta unión están mis alegrías.
Lucha
conmigo y yo te entregaré
todas las armas de mi poesía.
una
historia vulgar
Doña Cacerolina Lagañín,
encumbrada
en el trono de su plata,
estuvo a punto de llorar por fin,
y
casi a punto de estirar la pata,
al saber que es posible
gobernar
a Chile por el pueblo popular.
Para Cacerolina un
maremoto
no le daría tanto descontento.
Esto de ver por todas
partes rotos
le causaba un horrible sufrimiento:
«Aquel
siútico es más que suficiente».
«Después de todo es él
nuestro sirviente
y al procer Viaus: salvó con su
dulzura.»
«El servirá de cepillo de dientes,
lo echaremos
después a la basura. »
Ahora lo importante es lo que
pasa,
dijo Cacerolina Lagañín
y armada de una sartén salió
de casa,
dispuesta a convertirlo en un violín
para pelear
«contra rotos groseros
que son en Chile rotos extranjeros».
Doña
Cacerolina, bien nutrida,
tuvo un pequeño asomo de desmayo
cuando
encontró en la calle solo viejas
que como ella sonaban sus
sartenes.
Luego entre mil suspiros y sostenes
volvió a su
poderío y su jardín,
doña Cacerolina Lagañín
dejó
a cursis dernocratacrististas
peleando contra rotos
comunistas
luego bailando el Vals Sobre las Olas
volvió a
Las Condes con placer sincero
porque a la vuelta de las
cacerolas,
pasó a los brazos de su jardinero
gastando bien su
tiempo y su dinero.
Leyendo
a Quevedo junto al mar
Viviendo entre el océano y
Quevedo,
es decir entre graves desmesuras,
leyendo el mar y
recorriendo el miedo
del poeta mortal en su lamento
comprendo
la razón de mi amargura.
Porque mi corazón no está
contento.
Chile es golpeado por la misma gente
que nos
destinan al sometimiento
y amenazan con uñas y con dientes.
Los
intereses son como ciclones,
rompen la tierra y todo lo que
vive:
encallan en Vietnam las invasiones,
fracasan en la
espuma del Caribe.
Una lección
Volviendo a
Nixon vuelvo a ser dichoso:
porque juzgar delitos
incesantes,
ordenados por un ignominioso,
es deber de un
poeta caminante.
Hoy, desde Chile revolucionario,
volvamos
a los dueños del erario,
retornemos al Jefe del dinero.
A
verso limpio
Horademos a Nixon, el furioso,
a verso
limpio y corazón certero.
Así pues, decidí que
falleciera
Nixon, con un disparo justiciero:
puse tercetos en
mi cartuchera.
Y por los tribunales venideros,
abriendo
puertas, cruzando fronteras,
recluté hombres callados y
severos,
caídos en sangrientas primaveras.
Retrato
al hombre
Hay que juzgar las manos maculadas
por
muertos que mató con su terror
y que bajo las tierras
desolladas
surgen como semillas de dolor.
Porque ésta es
una edad nunca soñada.
Y Nixon, el ratón acorralado,
con
los ojos abiertos de temor
ve renacer banderas fusiladas.
Fue
en Vietnam cada día derrotado.
En Cuba es derrotado su furor
y
ahora en el crepúsculo aterrado,
quiere roer en Chile el
roedor,
sin saber que minúsculos chilenos
le van a dar una
lección de honor.
Paz, pero no la suya
¡Paz
en Vietnam! Mira lo que has dejado
adentro de esa paz de
sepultura
llena de muertos por ti calcinados!
Con un rayo
de eterna quemadura
preguntarán por ti los enterrados.
Nixon,
te encontraran las manos duras
de la revolución sobre la
tierra
para humillar tu pálida figura:
será Vietnam que
te ganó la guerra.
Nixon no creo en tu vencida paz!
Tu
invasión fue diezmada y fue vencida
cuando ya no podías perder
más.
Y cuando tus aviones homicidas
caían como moscas
abatidas
por los disparos de la libertad!
Esta no fue tu
paz, Nixon sangriento!
Nixon, sanguinolento presidente:
es tu
medalla de remordimiento!
Es la paz de los pueblos
inocentes
que tú entregaste al fuego y al tormento!
Es de
Vietnam la paz desfigurada
por tus embajadores y papeles.
Es
la paz de una tierra desangrada
y que ha llenado al mundo de
laureles
brotados de la sangre derramada:
Es la
victoria de Ho Chi Minh ausente
la que obligó a tu mano
ensangrentada
a confirmar la paz de esos valientes.
Cuba,
siempre
Pienso también en Cuba venerada,
la que alzó
su cabeza independiente
con el Che, con mi insigne camarada,
que
con Fidel, el capitán valiente
y contra retamares y
gusanos
levantaron la estrella del Caribe
en nuestro firmamento
americano.
Notifico que son los adversarios
De Vietnam,
esos mismos «caballeros»
seguidos de cubanos
mercenarios,
armados de metrallas y dinero,
los que contra
tu viento libertario
invadieron la nueva claridad.
Y allí
quedaron muertos o atrapados
los que iban a matar tu libertad.
Ay
Nixon donde vas y te presentes
Cuba no da cuartel ni
caridad!
Cuba y Vietnam son nuestros precedentes
contra las
agresiones de esta edad!
(Chile defenderá con sus
valientes
como aquellos dos pueblos insurgentes
su
revolucionaria dignidad.)
Sobre conspiraciones
Entre
la Kennecott y las batallas
que dentro de mi Patria van
urdiendo
contra el pueblo anacrónicos canallas,
Chile va,
traspasado y sacudido,
sobre la turbulencia, construyendo
lo
que nunca le fuera permitido:
trabajar y vivir sin
desaliento
para que en Chile manden los humanos
y se cubra de
frutos populares
el territorio antártico y lejano
y
den las viñas de su geografía
el vino del amor y la
alegría!
Duelo de Chile
Hora terrible! Aquel
mejor soldado
cayó en la arena de la Capital
y sabe el mundo
que fue asesinado:
su asesino se dice «nacional».
Un
traidor, ahora encarcelado
director del asalto criminal,
dijo
que un presidente despechado
dio la luz verde al crimen
espantoso.
El Mandatario aquel está callado
como si no
escuchara en su reposo
el clamor que recuerda a los malvados,
el
acontecimiento vergonzoso.
(Ahora el Mandatario destronado
es
el aliado de los poderosos
y su oscuro silencio ha
continuado.)
Schneider sigue siendo traicionado
y la
conspiración que continúa
cuenta con los injustos
magistrados
por cuyas manos la injusticia actúa.
Que
no, que nunca
No entrará en esta casa con puñal
el
sobrino del tío senador
a asesinarnos otro general.
Ningún
demente mate tu esplendor
y nos lleve a la guerra despiadada:
a
la noche del duelo y del terror.
No me muestres la sangre en
tu morada.
Dame tu resplandor de catarata,
luz longitudinal,
patria nevada.
El incendiario no re hará ceniza,
y no se
macarán entre chilenos,
Patria mía celeste y movediza-
Fuera
de aquí la hiena y el escualo!
Que no maten los malos a los
buenos,
ni tampoco los buenos a los malos.
Soy un poeta sin
ningún precepto
pero digo, sin lástima y sin pena:
no hay
asesino bueno en mi concepto.
L. E. R.
El
furioso que agache su estatura
bajo la luna, en la pampa de
plata,
Patria que Recabarren transfigura
enseñando
verdades y caminos
que ayer se abrieron en la tierra oscura
y
hoy son la condición de su destino,
Contra la muerte
A
la guerra civil como condena
nos conduce el amargo forajido.
El
desplazado de la boca liena
quiere quitar a otros la comida,
y
otro que con su herida se envenena
reparte los venenos de su
herida.
A la guerra civil de los contrarios
quieren
llevarnos garras fratricidas,
sin saber que chilenos
adversarios
siempre amaron las leyes de la vida.
Y no
triunfa el más noble ni el más fuerte
desangrando la tierra
preferida
y cambiando la vida por la muerte.
La tierra
que nos dio las alegrías,
la que nos enseñó el
padecimiento
florecerá con todos algún día:
no neguemos
la luz al descontento.
Que cada hombre lleva en su porfía
lo
mejor de su ciencia y su momento.
Nunca
Solo el
que mata es la categoría
que dejo fuera de mí sentimiento.
No
llevemos la Patria a la agonía
condenada a la sangre y al
lamento.
Y contra eso está mi poesía
que va por todas
partes, como el viento.
El gran silencio
Es
tarde ya. Se han ido los malvados.
Schneider, desangrado y
malherido,
ha muerto, el crimen está consumado.
Un gran
silencio cubre nuestras vidas:
El estupor de un pueblo
deshonrado,
el clamor de la Patria estremecida.
Cien
hombres contra un solo soldado:
fueron cien los cobardes
forajidos
contra mi general asesinado,
El espionaje
norteamericano
ordenó a un renegado y sus hampones.
Y Caín
otra vez mató a su hermano.
Sangre, dolor, coronas y
crespones!
En el alma de Chile sepultado,
despedido por
nuestros corazones,
quedó mi general asesinado.
Es
triste
Desde entonces un río nos divide:
agua
sangrienta, barro de marismas!
No hay nadie en esta tierra que lo
olvide.
Desde entonces la Patria no es la misma.
Mi
general, adiós
Desde entonces tu sangre ha separado
dos
zonas hasta ahora divididas:
el rencor que amenaza por un lado
y
el pueblo que acompaña tus heridas.
Y hasta ahora tu estirpe
de soldado
cerca de Allende, claro presidente,
defiende al
pueblo y a su nuevo Estado
(como si aún tu mano
militante,
aún después de ser martirizado,
cumpliera su deber
de comandante).
Adiós, mi general asesinado!
Vivirá
tu recuerdo de diamante
en lo más alto de la cordillera.
La
Patria va contigo en cada instante
por el camino de la
primavera.
Mar y amor de Quevedo
Aquí en mi
casa de Isla Negra leo
en el mar y en el verso favorito,
en la
palpitación y el centelleo
del mar amargo y del amor
maldito,
la misma espuma de la poesía:
el mar que se ilumina
en la ruptura
y yo leyendo con melancolía,
a Quevedo, su
amor y desventura.
Tal vez es mi destino diferente:
mi
pecho militar de combatiente
me inclinó a las guerrillas del
Estado:
a conseguir con la paciencia ardiente
de la verdad
y del proletariado
el Estatuto de la pobre gente.
La
victoria
Y así llegué con Allende a la arena:
al
enigma de un orden insurgente,
a la legal revolución chilena
que
es una roja rosa pluralista.
Y fue con mi Partido
Comunista
(bello como un desfile proletario)
cuando en el mundo
un día sobrevino
este camino revolucionario.
Hacia los
pueblos alzo nuestro vino
con la copa a la altura del destino.
4
de septiembre de 1970
Un recuerdo: por fin hay
unidad!
Viva Chile, Aleluya y Alegría.
Viva el cobre y el vino
y el nitrato.
Que vivan la unidad y la porfía!
Sí, señor.
Tiene Chile candidato.
Costó trabajo era una fantasía.
hasta
que hoy la lucha se comprende,
Marchar, marchar como la luz
del día.
El presidente es Salvador Allende.
Toda
victoria es un escalofrío,
porque si gana el pueblo hay una
racha
que entra por el testuz del envidioso.
(Uno sube y el
otro a su covacha
baja huyendo del tiempo y de la
historia.)
Mientras que Allende sube a la victoria
se van
los Baítras como cucarachas.
Desde aquel día
Desde
aquel día el mundo, al despertar,
encontró a Chile y su
fisonomía
alzando la victoria popular
y en el coro mundial
de la alegría
cantaron nuestra tierra y nuestro mar.
Fue
por aquellos días que un poeta
provinciano, salido de Parral,
en
Estocolmo recibió un cometa
de las manos de un rey
profesional.
Y así el nombre de Chile saludado
fue por
ciudades, minas, sementeras,
como un laurel del pueblo
conquistado
durante lucha larga y vida entera.
(Yo agregué
a Chile y a su geografía
el canto de mi vida pasajera
con el
torrente de mi poesía.)
Reviven los gusanos
Luego
llegó la dura condición
y los gusanos en su rebelión
en el
estiércol de la oposición
rodearon a sus turbios
candidatos
de mentidores y de mentecatos,
de lenguaraces y de
asesinatos,
descubriendo una táctica «imprevista»:
«En
Chile hay un peligro comunista! ».
E intercambiando besos
espantosos
momiocristianos y momios furiosos:
con la
publicidad y la pistola,
contra Allende y el pueblo
congregado,
llevan la sedición ola por ola
momios tibios y
momios congelados.
Diario de loros
Y desde
Nueva York el dirigente
es el Gerente de la Pepsicola
(que
ése sí se portó como un valiente:
se arrancó con su piara y
con su cola).
Instruye desde allá sus carcamales.
Pontifica
El Mercurio cada día:
Nixon le dicta los editoriales.
Es
un diario «chileno» Mama mía!
Ay qué cinismo, qué
melancolía
la de estos loros de pajarería!
Paro
pasional
Detrás de la I. T. T. con sus puñales
y los
enredos de su felonía
brotan los Pillarines criminales
y
otros mondongos de la oligarquía:
falsos adelantados
sindicales,
médicos de curiosos delantales,
camioneros de
pronto enriquecidos,
Colegios de Abogados Presumidos
querían
aprender los viejos vicios
de nuestros elegantes
meretricios.
(Los oligarcas por sus propios fines
quieren
usar para sus píes patricios
o clase media o ciase
calcetines.)
Y con Níxon de fondo principal
se lanzaron al
Paro Patronal
bien cebados dispuestos a que ayune
el que no
es del Partido Nacional.
El hambre de los otros los reúne
y
Fuentealba les vende su puñal.
Así por la I. T. T.
desenfrenados
sembraron el terror organizado;
padres y tíos de
un Negro Mercado
oscuro como todos sus pecados.
Contra la
Patria se lanzaron codos
huelga de burros, huelga de
rollizos,
huelga de playboys advenedizos,
huelga de
banquerizos principales,
enchufados en los Bancos Centrales,
y
pálidos idiotas de rehenes
con dueños de los grandes
almacenes:
escondieron sardinas y cebollas,
aceite, harina,
cigarrillos, ollas
para dejar sin pan sin luz sin nada
al
pueblo y a la patria apuñalada.
Locos y locuelos
Pee
y Punto Final, que marchan, juntos
como va el explosivo con la
mecha
y se confunden en un mismo punto
ultras de izquierdas y
ultras de derecha,
duros de la derecha y de la
izquierda,
trabajan juntos en la misma brecha
para que la
victoria conseguida
por un pueblo que lucha y que recuerda
(el
cobre, el pueblo, la paz y la vida),
todo lo manden ellos a la
mierda.
Y así están juntos en el mismo cielo
los locos de
derecha y los locuelos.
Yo
no me calió
Perdone el ciudadano esperanzado
mi
recuento de acciones miserables
que levantan los hombres del
pasado.
Yo predico un amor inexorable.
Y no me importa
perro ni persona:
solo el pueblo es en mí considerable:
solo
(a Patria a mí me condiciona.
Pueblo y Patria manejan mi
cuidado:
Patria y pueblo destinan mis deberes
y si logran matar
lo levantado
por el pueblo, es mi Patria la que muere.
Es
ese mi temor y mi agonía.
Por eso en el combare nadie
espere
que se quede sin voz mi poesía,
Siempre
advirtiendo
Pueblo, en el intranquilo vendaval
cierra
los puños y rechaza el mal.
Todas las noches aullarán las
hienas
manchando la revolución chilena.
Todos los días
quiere el adversario
borrar el fuego revolucionario
y
dividir las armas unitarias
de la victoria revolucionaria.
Y
quieren los amargos desplazados
enterrar los laureles
conquistados,
Otra
vez advirtiendo
Traigo aquí un señal de una
emergencia,
toco a rebato al pueblo vencedor.
Hay que
juntar la fuerza y la conciencia:
Chile es una batalla de
existencia:
batalla del honor y del amor.
Con
la centella
Pueblos, mirad el horizonte claro
y con
nosotros al joven Lautaro.
Pueblos, el inundo nuestra llama
sigue
y con nosotros va Manuel Rodríguez.
Pueblo, no
volveremos al pasado
porque va Balmaceda a nuestro
lado.
Venceremos! El pueblo es soberano
y su mano decide la
centella
en la defensa del género humano:
En la noche del
mundo nuestra estrella,
la veneran los pueblos más lejanos!
Mi
compañero Ercilla
Comencé con Walt Whitman, viejo
hermano
del antiguo esplendor americano.
Vino Walt Whitman
y me dio la mano.
Ahora llamo a un noble compañero:
entre
todos y todo fue el primero
don Alonso de Ercilla, el
duradero.
Lo llamo a la batalla y la esperanza,
a la
Revolución y a mi Alabanza
y termino con él en
compañía,
cantando a coro y a plena alegría;
la misma
antigua lucha esplendorosa
viene del fondo de la Araucanía
y
nuestra poesía no reposa.
Habla don Alonso
«CHILE,
FÉRTIL PROVINCIA Y SEÑALADA
EN LA REGIÓN ANTARTICA FAMOSA,
DE
REMOTAS NACIONES RESPETADA
POR FUERTE, PRINCIPAL Y PODEROSA.
LA
GENTE QUE PRODUCE ES TAN GRANADA,
TAN SOBERBIA, GALLARDA Y
BELICOSA,
QUE NO HA SIDO POR REY JAMÁS REGIDA,
NI A EXTRANJERO
DOMINIO SOMETIDA.»
Juntos hablamos
Junto a los
Andes una llamarada
y desde el mar una encendida rosa
CHILE,
FÉRTIL PROVINCIA Y SEÑALADA.
Hoy fulgura en la noche
luminosa
de América, tu estrella colorada
EN LA REGIÓN
ANTARTICA FAMOSA.
Y así, por fin, tu estrella
liberada
emergió de la sombra silenciosa,
DE REMOTAS NACIONES
RESPETADA,
El mundo divisó la llamarada
y en tu honor
repitió la voz gloriosa:
LA GENTE QUE PRODUCE ES TAN
GRANADA:
tan unida, tan ciara y valerosa,
la Unidad Popular
es tan florida,
TAN SOBERBIA, GALLARDA Y BELICOSA,
que en
esta lucha jugará su vida
contra las turbias bandas
sediciosas.
La estirpe popular esclarecida
es como ayer
fecunda y orgullosa
Y NO HA SIDO POR REY JAMÁS REGIDA.
Y
aunque sea atacada y agredida
Chile, mi Patria no será vencida
NI
A EXTRANJERO DOMINIO SOMETIDA.
FIN
Isla Negra, enero
1973
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