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05 julho 2014

Alejandro Lavquén - Ejército y Fútbol



El comandante en jefe del ejército, general Humberto Oviedo, rindió un homenaje, en nombre de su institución, al futbolista y seleccionado nacional Gary Medel, de brillante participación en el mundial de fútbol 2014. 

Las razones del homenaje las dio el mismo Oviedo: “Esta es una expresión de gratitud por la gesta deportiva. Una actitud de vencer la adversidad y ser capaz de decir: yo puedo más” (…) “Es un hombre que ha puesto disciplina en lo que hace y, por lo mismo, estamos seguros de que es un ejemplo para nuestros soldados”. 

Luego, le regaló a Medel un corvo, aquel arma que los militares usaron para desbarrigar chilenos y luego arrojarlos al mar. Gary Medel respondió que estaba emocionado por el homenaje y que se identificaba “con el soldado chileno por lo guerreros que son, por lo luchadores, nunca dicen que no, siempre pueden más y por eso el agradecimiento hacia ellos”.

Pues bien, esta situación es representativa de cuestiones que merecen ser tomadas en cuenta si queremos entender nuestra sociedad y sus opuestos. 

No discuto que Medel merezca todos los homenajes que se le quieran dar como deportista. Por cierto que los merece. Dicho esto, vamos a lo de fondo. 

El comandante en jefe del ejército toma al futbolista como ejemplo de patriotismo para sus soldados. Es decir, dar la batalla hasta el final, a pesar de estar herido (Medel jugó con un desgarro). Se debe mantener la bandera siempre al tope (en el deporte equivale a la camiseta). Claro que existen diferencias notables entre el fin que persigue un soldado y el que busca un futbolista. Al primero lo entrenan para matar, utilizando entre otras armas el famoso corvo; en cambio, al futbolista lo entrenan para jugar con un balón y hacer goles, sin matar a nadie. O sea, fines totalmente opuestos, pero que hoy el general Oviedo ha querido homologar. Imagino que por el bien de la patria.     

Respecto a la respuesta de Medel y su sentimiento hacia los soldados, sólo se trata (aunque no nos guste) de cómo la mayoría de los chilenos ve a nuestro ejército. 

El patrioterismo y chovinismo, son características de nuestro pueblo. La visión del ejército chileno que han enseñado por años en los colegios se ha grabado a fuego en el consciente e inconsciente de los chilenos. De hecho, no es extraño escuchar decir, a más que muchos, que la corten con las acusaciones contra los violadores de los derechos humanos, que hay que dejar atrás el pasado, que por algo pasó lo que pasó, etcétera. 

Grave. ¿Ignorancia? Por supuesto. 

El ejército chileno ha masacrado a sus compatriotas muchas veces desde 1830 en adelante, siempre con la venia de presidentes y la derecha en sus distintas encarnaciones hasta 1973. 

Los hechos están documentados, pero han sido silenciados en las casas de estudio. ¿Las víctimas de este silencio? Entre otros, futbolistas de buena voluntad como Gary Medel ¿Los beneficiados? Tipos como el general Oviedo, que con estrategia militar aprovecha de blanquear la imagen de su institución aprovechándose del mundial de fútbol. 

El problema es que en vez de balones regala corvos. Lo que me recuerda la fábula de la rana y el escorpión: “es mi naturaleza”. 

Fotos: divulgação

Alejandro Lavquén (Santiago1959) es poeta y escritor chileno.
Entre los años 2000 y 2005 condujo en radio Nuevo Mundo, en Chile, el programa literario De Puño y Letra. Actualmente es colaborador de la revista Punto Final y otros medios de comunicación impresos y digitales. Sus poemas y trabajos periodísticos han sido reproducidos por revistas, periódicos y páginas web de diversos países. En el año 2012 su libro Sacros iconoclastas fue traducido al griego por el poeta Rigas Kappatos y publicado en Atenas, Grecia, en una edición bilingüe por Editorial EKATH.

01 julho 2014

Luis Nassif - Copa: o Brasil ganhou, a mídia perdeu


Já se tem o resultado parcial da Copa: reconhecimento geral - da imprensa nacional e internacional - que é uma Copa bem organizada, com estádios de futebol excepcionais, aeroportos eficientes, sistemas de segurança adequados, logística bem estruturada e a inigualável hospitalidade do povo brasileiro.
Vários jornais (internacionais) já a reconhecem como a maior Copa da história.
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Agora, voltem algumas semanas atrás, pouco antes do início da Copa.
A imagem disseminada pela imprensa nacional - era a de um fracasso retumbante. Por uma mera questão política, lançou-se ao mundo a pior imagem possível do Brasil. O maior evento da história do país, aquele que colocou os olhos do mundo sobre o Brasil, que atraiu para cá o turismo do mundo,  foi manchado por uma propaganda negativa absurda. Em vez das belezas do país, da promoção turística, do engrandecimento da alma brasileira, da capacidade de organização do país, os grupos de mídia nacionais espalharam a imagem de um país dominado pelo crime e pela corrupção, sem capacidade de engenharia para construir estádios - justo o país que construiu duas das maiores hidrelétricas do planeta -, com epidemias grassando por todos os poros.
Um dos jornais chegou a afirmar que haveria atentados na Copa, fruto de uma fantasiosa parceria entre os black blocks e o PCC. Outro informou sobre supostas epidemias de dengue em locais de jogo da Copa.
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O episódio é exemplar para se mostrar a perda de rumo do jornalismo nacional, a incapacidade de separar a disputa política da noção de interesse nacional. E a falta de consideração para com seu principal produto: a notícia.
Primeiro, cria-se o clima do fracasso.
Criado o consenso, abre-se espaço para toda sorte de oportunismos. É o ex-jogador dizendo-se envergonhado da Copa, é a ex-apresentadora de TV dizendo que viajará na Copa para não passar vergonha.
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Tome-se o caso da suposta corrupção da Copa. O que define a maior ou menor corrupção é a capacidade de organização dos órgãos de controle. O insuspeito Ministério Público Federal (MPF) montou um Grupo de Trabalho para fiscalizar cada ato da Copa, juntamente com o Tribunal de Contas da União e a Controladoria Geral da União. O GT do MPF tornou-se um case, por ter permitido economia de quase meio bilhão de reais.
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Antes da hora, é fácil afirmar que um estádio não vai ficar pronto, que um aeroporto não dará conta do movimento, que epidemias de dengue (no inverno) atingirão a todos, que os turistas serão assaltados e mortos. Fácil porque são apostas, que não têm como ser conferidas antecipadamente.
Quando o senhor fato se apresenta, todos esses factóides viram pó.
A boa organização da Copa não é uma vitória individual do governo ou da presidente Dilma Rousseff. É de milhares de pessoas, técnicos federais, estaduais e municipais, consultores, membros dos diversos poderes, especialistas em segurança, trânsito, empresas de engenharia, companhias de turismo, hotelaria.
E tudo isso foi jogado no lixo por grupos de mídia, justamente os maiores beneficiários. Eram eles o foco principal de campanhas publicitárias bilionárias, sem terem investido um centavo nas obras. Pelo contrário, jogando diuturnamente contra o sucesso da competição e contra qualquer sentimento de autoestima nacional.
Publicação original:
http://jornalggn.com.br/noticia/copa-o-brasil-ganhou-a-midia-perdeu