Memória
No
dia 8 de janeiro de 1973, morria em Recife, assassinada pela ditadura militar
brasileira, a guerrilheira Soledad Barret Viedma. Era neta do ilustre escritor
hispano-paraguaio, Rafael Barret, e tinha 28 anos. Hoje, início de 2012,
Soledad, se viva estivesse, completaria 67 anos de idade, e contaria suas aventuras a seus netos, sentados em seu colo.
Sua brutal execução pelas mãos do famigerado delegado Sérgio Fleury -
torturador cínico, assassino frio - causou
profunda comoção entre os que a conheceram, mas também espanto com a beleza daquela
moça de leve sotaque hispânico, que trabalhava como vendedora em uma casa de
modas do Recife.
Durante
aqueles anos de trevas e chumbo, em que estavam mergulhados os países sul-americanos, a
família Barret-Viedma refugiara-se no Uruguai. Dois uruguaios apaixonados por la muchacha Soledad - o poeta
e escritor, Mario Benedetti, e o cantor e compositor, Daniel Viglietti - dedicaram-lhe versos devotados .
Fleury a executou, mas o mentor sinistro do assassinato foi seu próprio companheiro, o espião e delator, Cabo Anselmo.
Foram duas as mortes de Soledad: ela estava grávida de cinco meses. Da besta Anselmo.
Foram duas as mortes de Soledad: ela estava grávida de cinco meses. Da besta Anselmo.
Muerte de Soledad Barret
Mario Benedetti
Viviste aquí por meses o por años
trazaste aquí una recta de melancolía
que atravesó las vidas y las calles
hace diez años tu adolescencia fue
noticia
gritar viva hitler ni abajo fidel
eran otros tiempos y otros escuadrones
pero aquellos tatuajes llenaron de
asombro
a cierto uruguay que vivía en la luna
y claro entonces no podías saber
la prehistoria de Ibero
ahora acribillaron en recife
de amor templado y pena clandestina
quizá nunca se sepa cómo ni por qué
los cables dicen que te resististe
porque lo cierto es que te resistías
con sólo colocárteles en frente
sólo mirarlos
sólo sonreír
sólo cantar cielitos cara al cielo
con tu imagen segura
pudiste ser modelo
actriz
miss paraguay
carátula almanaque quién sabe cuántas
cosas
pero el abuelo rafael el viejo anarco
y vos sentías callada esos tirones
soledad no viviste en soledad
simplemente se colma de señales
soledad no moriste en soledad
simplemente la izamos en el aire
desde ahora la nostalgia será
para que así aparezcan ejemplares y
nítidas
las franjas de tu vida
ignoro si estarías
cuando la ráfaga de pernambuco
acabó con tus sueños completos
por lo menos no habrá sido fácil
tus ojos donde la mejor violencia
se permitía razonables treguas
para volverse increíble bondad
y aunque por fin los hayan clausurado
soledad compatriota de tres o cuatro
pueblos
el limpio futuro por el que vivías
y por el que nunca te negaste a morir.
Soledad
Daniel Viglietti
La duda lleva mi mano hasta la guitarra,
mi vida entera no alcanza para creer
que puedan cerrar lo limpio de tu mirada;
no existe tormenta ni nube de sangre que puedan
borrar
tu clara señal.
La soledad de mi mano se da con otras
buscando dejar lo suyo por los demás,
que a mano herida que suelta sus armamentos
hay que enamorarla con la mía o todas que los van a
alzar,
que los van a alzar.
Una cosa aprendí junto a Soledad:
que el llanto hay que empuñarlo, darlo a cantar.
Caliente enero, Recife, silencio ciego,
las cuerdas hasta olvidaron el guaraní,
el que siempre pronunciabas en tus caminos
de muchacha andante, sembrando justicia donde no la
hay,
donde no la hay.
Otra cosa aprendí con Soledad:
que la patria no es un solo lugar.
Cual el libertario abuelo del Paraguay
creciendo buscó su senda, y el Uruguay
no olvida la marca dulce de su pisada
cuando busca el norte, el norte Brasil, para
combatir,
para combatir.
Una tercera cosa nos enseñó:
lo que no logre uno ya lo harán dos.
En algún sitio del viento o de la verdad
está con su sueño entero la Soledad.
No quiere palabras largas ni aniversarios;
su día es el día en que todos digan,
armas en la mano: "patria, rojaijú".
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