No te quiero nada más
por tu semblante de
barrilete volando
en primavera,
ni por tu condición de
muchacha con el
alma bulliciosa de pájaros,
ni por que tengas el tiempo
lleno de mariposas.
Yo te quiero más bien por
viejas razones de hombre:
porque es a ti a la que sin
saberlo
había querido hallar siempre
en las gaviotas,
porque era tu alegría la que
desde la niñez
buscaba los domingos
en los circos llovidos,
y por que cualquiera sabe
que es triste inmensamente
existir sin amor.
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