Llamo a la mamá
de Iván, llamo a los padres de varios amigos que no viven en La Habana. Hablo
con los que estamos aquí juntos día a día y planeamos la noche.
Les deseo a todos un año hermoso donde nos encontremos.
Besos, fuerza, ánimo e impulso. Las noticias de todas partes son bien sombrías: “El
mundo está al revés, resulta que me quieres”.
Algunos han podido comunicar con Cuba o El Vedado, a
otros nos sorprendió la madrugada cuando las líneas colapsaron y no pudimos
decir: ¡Es 2012! No se pudo mandar una señal de lado a lado de la ciudad o el
mundo al revés. A las 12 en punto me quedé en silencio entre besos y abrazos
augurando y agradeciendo llegar con salud y algunas pocas ilusiones, abrazados
a cuerpos muy queridos, familiares y amigos alcanzamos juntos por fin el 2012.
Es extraño pero extraño todo
Extraño lo que tengo para siempre
El invierno que no hemos vivido
Extraño lo que tengo para siempre
El invierno que no hemos vivido
La luz que hoy se ahoga en las extrañas esquinas
marchitadas.
Borges hablaba de las habaneras con tacones y medias
finas, esa cubana va hoy poniendo sus tacones en zonas oscuras, huecos que a
ciegas te entrampan en el empedrado que pisas a tientas, pero en equilibrio con
la noche (como un milagro) alcanzas la luz de los afectos.
Este año no ha hecho nada de frío. La ciudad está
apagada, aquí diciembre no es distinto a octubre, pero todos hemos hecho
nuestras fiestas aferrados a los amigos, sí, sobre la oscuridad se tienden
nuestros puentes hacia los pequeños y entrañables castillos, vamos a
encontrarnos, tras pasar esos puentes llega la luz. Allí viven los seres que se
esfuerzan en iluminar sus casas y preparar sus mejores alimentos despertando
nuestros sueños apuntalados, modifican nuestro ánimo y ayudan a subir los
escalones que nos conducen a enero.
Ya es enero.
Hemos pedido en silencio muchas cosas, en Cuba la gente
aun pide deseos colectivos. “Volver a vernos” -“REGRESAR”- al mismo pedazo de
ciudad que debe iluminarse, ya no… “se apaga un municipio para que exista
otro”,
ya no, ahora las calles se encuentran ensartadas de punta a punta por la misma
sombra.
Para el año que viene anhelo un cambio: Que se encienda
todo, que se abran las puertas, que el camino a muchos otros amigos sea
transparente y visible. Que las calles resuenen con nuestra música y que no
pidamos prestada la alegría que una vez nos fue dada como don al nacer.
Mi pedido de año nuevo ha sido “Salud” para seguir
viviendo juntos, entre los que nos quieren bien, en esta ciudad prendida que
aun sigue conversando con el mar.
Fotos: divulgação
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