03 janeiro 2012

Wendy Guerra - Habana oscura


Llamo a la mamá de Iván, llamo a los padres de varios amigos que no viven en La Habana. Hablo con los que estamos aquí juntos día a día y planeamos la noche.
Les deseo a todos un año hermoso donde nos encontremos. Besos, fuerza, ánimo e impulso. Las noticias de todas partes son bien sombrías: “El mundo está al revés, resulta que me quieres”.
Algunos han podido comunicar con Cuba o El Vedado, a otros nos sorprendió la madrugada cuando las líneas colapsaron y no pudimos decir: ¡Es 2012! No se pudo mandar una señal de lado a lado de la ciudad o el mundo al revés. A las 12 en punto me quedé en silencio entre besos y abrazos augurando y agradeciendo llegar con salud y algunas pocas ilusiones, abrazados a cuerpos muy queridos, familiares y amigos alcanzamos juntos por fin el 2012.
Es extraño pero extraño todo
Extraño lo que tengo para siempre
El invierno que no hemos vivido
La luz que hoy se ahoga en las extrañas esquinas marchitadas.
Borges hablaba de las habaneras con tacones y medias finas, esa cubana va hoy poniendo sus tacones en zonas oscuras, huecos que a ciegas te entrampan en el empedrado que pisas a tientas, pero en equilibrio con la noche (como un milagro) alcanzas la luz de los afectos.
Este año no ha hecho nada de frío. La ciudad está apagada, aquí diciembre no es distinto a octubre, pero todos hemos hecho nuestras fiestas aferrados a los amigos, sí, sobre la oscuridad se tienden nuestros puentes hacia los pequeños y entrañables castillos, vamos a encontrarnos, tras pasar esos puentes llega la luz. Allí viven los seres que se esfuerzan en iluminar sus casas y preparar sus mejores alimentos despertando nuestros sueños apuntalados, modifican nuestro ánimo y ayudan a subir los escalones que nos conducen a enero.
Ya es enero.
Hemos pedido en silencio muchas cosas, en Cuba la gente aun pide deseos colectivos. “Volver a vernos” -“REGRESAR”- al mismo pedazo de ciudad que debe iluminarse, ya no… “se apaga un municipio para que exista otro, ya no, ahora las calles se encuentran ensartadas de punta a punta por la misma sombra.
Para el año que viene anhelo un cambio: Que se encienda todo, que se abran las puertas, que el camino a muchos otros amigos sea transparente y visible. Que las calles resuenen con nuestra música y que no pidamos prestada la alegría que una vez nos fue dada como don al nacer.
Mi pedido de año nuevo ha sido “Salud” para seguir viviendo juntos, entre los que nos quieren bien, en esta ciudad prendida que aun sigue conversando con el mar.

Fotos: divulgação

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