15 janeiro 2012

Série Especial - Guerra contra o Euro (I)

ilustrações: domínio público

Elizabeth Burgos


Si antaño “la diplomacia era la guerra por otros medios”, en la actualidad la guerra por otros medios es monetaria y uno de sus blancos parece haber sido el euro.

Los acontecimientos y las modificaciones institucionales que suscita cada día la crisis económica de la eurozona y por ende afecta a la Unión Europea, y la avalancha de opiniones que estos hechos inspiran, hace difícil, o prácticamente imposible, opinar sobre las amenazas que se ciernen sobre el euro, o hacerse una idea objetiva acerca del difícil momento que atraviesa Europa en su conjunto y en cada país en particular.

Economistas, especialistas y académicos opinan, llenando las páginas de los medios que rigen la opinión pública mundial.  Unos motivados por sus orientaciones políticas: liberales a ultranza que se identifican con la corriente que achaca sin matices la culpa de la crisis económica al Estado de Bienestar inspirado en la doctrina de la Social Democracia, a la cual adhirieron tras la Segunda Guerra Mundial los Estados europeos.  Otros, que por el contrario, abogan  por una economía bajo mayor control del Estado, postura compartida hoy, tanto por sectores de la Social Democracia, como por la derecha.  Y el sector de la extrema izquierda, tan radical como la liberal a ultranza, que aboga por un control total de la economía por el Estado, al punto de complementarse ambas en su radicalismo.

Por supuesto, detrás de esa escenografía ideológica, y sin buscar escudarse en el facilismo de la teoría del complot, se disimula apenas, una guerra de un nuevo tipo que ha reemplazado las armas de fuego por las maquinarias financieras secundadas por las agencias de calificación y poderosos bufetes de legisladores.

Esta continuación de la guerra “con otros medios”, por supuesto no obvia que existan causas de la crisis económica.  La desindustrialización de Francia y la baja de su productividad es un hecho.  El inmenso fraude fiscal en Grecia es otro hecho comprobado.  La irresponsable política económica del saliente gobierno español, es innegable.  La debacle moral del gobierno italiano, es notoria.

Algo positivo, sin embargo, podemos admitirle a este nuevo escenario bélico, que demuestra un avance de la civilización: la ausencia de armas de fuego, aunque la actitud depredadora y egoísta de la ganancia a toda costa y de convertir lo humano en mercancía, vaya dejando miles de  víctimas en el camino, siendo el desempleo la consecuencia de este estado de hechos que convierte a millones de seres en parias, despojándolos de toda dignidad.
La guerra está claramente enfilada contra la existencia del euro.  Cada vez que la UE toma una medida destinada a lograr la supervivencia del euro y con ello la de la UE, el discurso apocalíptico sobre la ruptura de la UE y sobre el hundimiento del euro se hace más radical.
Algunos historiadores de la economía sitúan el comienzo de esta guerra mediante técnicas financieras en el gobierno de Margaret Thatcher y de Ronald Reagan.

Es cierto que el surgimiento de otros actores en el panorama geoestratégico del mundo, aunado a la globalización, ha perturbado en particular a EE.UU, que tras la caída de la URSS brilló por cierto tiempo como la única estrella del firmamento, y el dólar como la única moneda de valor universal.  Y mientras el imperio soviético constituía un peligro para Europa, ésta era aliada de Estados Unidos.  Hoy la modificación del escenario geoestratégico, el surgimiento de nuevos autores que le disputan la preeminencia a EE.UU, obliga a buscar nuevos posicionamientos.

Vemos el desarrollo de un escenario bélico entre los poderes monetarios, en donde no puede haber vencedores ni vencidos, porque todo el entramado se desmoronaría. La meta que se persigue es el debilitamiento de los contrincantes.  Para el dólar es vital debilitar, o buscar la desaparición del euro, pero no la caída del mercado europeo, vital para su economía lo que le dejará el espacio libre para negociar con el yuan, su hermano siamés.  A China, no le conviene la desaparición del euro que garantiza que el dólar siga marcando el valor universal en términos monetarios. A Rusia, le sería fatal no poder proveer de gas a Europa occidental.

Conclusión: hay una guerra pero no puede ser una total como las de antaño.
Un gran progreso civilizatorio.

Reproduzido de

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