13 setembro 2013

Alfons Luna: Fondos musicales en los centros de tortura de Pinochet

Ilustrações: divulgação


Las canciones de Julio Iglesias, George Harrison o Nino Bravo a todo volumen servían de fondo a las torturas en la dictadura de Augusto Pinochet, pero al mismo tiempo los presos buscaban alivio en la música.

Alfons LUNA
Miércoles 11 de septiembre de 2013 | 16:39

Augusto Pinochet / jaimelago.org


“My Sweet Lord”, de Harrison, “Un millón de amigos”, de Roberto Carlos, “Venceremos”, “Libre”, de Nino Bravo, o varias canciones de Julio Iglesias sirvieron para ahogar los gritos de las torturas o directamente para molestar a los presos, explicó a la AFP la profesora de la universidad de Manchester (norte de Inglaterra), Katia Chornik.
“Son canciones que me han mencionado los presos que he entrevistado, nombres de canciones que han aparecido más de una vez. Pero hay que pensar que el numero de gente que estuvo presa bordea los 40.000. Hubo más de mil recintos y yo me concentro en nueve”, dijo la investigadora.

Katia Chornik estudia el papel de la música en los centros de detención, cárceles y campos de concentración de la dictadura de Pinochet (1973-1990), de cuyo golpe de estado se cumplen 40 años este miércoles.

“Empecé a investigar hace una década. Empecé a investigar la música en los campos nazis y me di cuenta de que había una situación que me tocaba mucho más cerca -mis padres estuvieron presos-, que era la de los campos chilenos”, narró.

En algunos recintos la música seguía cuando los agentes habían cumplido su horario, seguía a todo volumen“, explicó. Por ejemplo, “había un centro de tortura en la calle Irán de Santiago de Chile que los agentes llamaban “la Discotheque”: el objetivo era acallar los gritos de los prisioneros”.

En “la llamada ‘no-touch torture’ o tortura sin contacto que fue desarrollada por Estados Unidos desde los años 50 y que todavía se ve en el contexto de la guerra del terror, se usan música y sonidos como forma de saturar los sentidos y provocar desintegración psicológica“, explicó.

Carlos Reyes, fotógrafo chileno exiliado en Londres, pasó dos años en cárceles en Chile y explicó a la AFP que “muchas veces cuando habían sesiones de tortura ponían música muy fuerte”.

“Lo que había en la radio. Cualquier música que estaba de moda. En los campos de concentración nos ponían música militar para marchar, para cantar, te obligaban a cantar”, narró Reyes. “La música era parte las 24 horas del día”.
Al mismo tiempo, la música consolaba a los detenidos.

“Entre los presos se cantaba mucha música latinoamericana, pero elegían con cuidado los temas”, evitando aquellos de tinte político que pudieran traerles problemas, narró Chornik.
Algunos músicos llegaron a seguir con su actividad en los campos, como Ángel Parra, el hijo de Violeta Parra, que compuso “La pasión según San Juan, Oratorio de Navidad” en el campo de Chacabuco.

“La música fue una parte importante en aquel periodo. Nos ayudaba mucho a celebrar cosas. Yo cantaba, no era parte del coro, pero cantaba, todo el mundo lo hacía, nos hacía mucho bien“, recordó para la AFP Cristina Navarrete, una médico chilena que se exilió a Londres, donde todavía vive, y que estuvo internada en el campo de concentración de Tres Álamos, en Santiago, donde se formó un coro. AFP

English

Chile's Pinochet regime used Julio Iglesias and George Harrison songs as 'torture soundtrack,' researchers claim



Music played at high volume during torture was part of the psychological suffering endured by some of his thousands of political opponents who were detained when Pinochet seized power in 1973.
According to former prisoners, Harrison’s “My Sweet Lord”, the soundtrack to Stanley Kubrick’s film A Clockwork Orange and songs by Spanish crooner Iglesias were played for days at a time.
University of Manchester researcher Dr Katia Chornik has investigated the use of music in Pinochet’s notorious torture houses, concentration camps and prisons. One former prisoner told how her jailers would sing the Italian pop hit “Gigi l’Amoroso” as they were taking her to the interrogation room, and carry on singing whilst they were torturing her.
PA
Fonte: The Independent, 13/09/2013




El Mercurio y "Operación Colombo": querella criminal contra Agustín Edwards

Ilustrações: divulgação

12/09/2013 |
La acción judicial fue interpuesta por Juan Carlos Chávez Pilquil, hijo de un detenido desaparecido en la llamada Operación Colombo, que intentó cubrir la desaparición de 119 personas afirmando a través del diario La Segunda, propiedad de Edwards, que había sido un enfrentamiento. El tílulo del reportaje fue: "Exterminados como ratones".

El día que se cumplen 40 años del golpe cívico-militar y se conmemora a las víctimas del terrorismo de Estado ejercido por la dictadura, Juan Carlos Chávez Pilquil, hijo del joven actor y estudiante de derecho Ismael Darío Chávez Lobos, detenido el 26 de julio de 1974 y luego desaparecido, interpuso la primera querella criminal en contra de Agustín Edwards, dueño -de la cadena de diarios de El Mercurio, como autor intelectual del delito de homicidio, según informa el portal Observatorio Ciudadano (OC) en reportaje de Paulina Acevedo Menanteau.

La acción judicial es interpuesta en favor de 119 personas, en su mayoría jóvenes - diez de ellos eran menores de edad - e incluida una mujer embarazada, detenidas por agentes de la DINA y cuyo paradero es hasta el día de hoy desconocido. Un caso investigado en la justicia chilena como "Operación Colombo", montaje destinado a ocultar estas desapariciones y que incluyó la publicación de dos listas con sus nombres en medios extranjeros, O Día en Brasil y Lea en Argentina, donde se daba cuenta de la aparición de cuerpos de "guerrilleros" chilenos en Argentina, tras supuestos enfrentamientos y con la policía, reproducidas por medios locales. Entre los nombres está el del padre de Juan Carlos, de 22 años.

El vespertino La Segunda -del consorcio El Mercurio fue el primero en publicar la noticia en Chile, con un titular que viola toda ética y entregando información que sabía falsa: "EXTERMINADOS COMO RATONES: 59 miristas chilenos caen en operativo militar en Argentina". Luego lo harán también Las Últimas Noticias y el propio Mercurio, haciéndose cómplice de estos asesinatos, dice la información de OC.

Por eso, entre otros motivos que argumenta, la querella sindica a Edwards como "autor intelectual-mediato, en su condición de colaborador directo de la represión iniciada por agentes del Estado al servicio de la Junta Militar, a partir del 11 de septiembre de 1973, del delito de homicidio calificado de las personas que pasamos a enunciar", entregando la lista de estos 119 chileno/as ultimados, con fecha de desaparición, militancia, edad y actividad.

Motivaciones de la querella

Juan Carlos tenía solo 26 días de vida cuando secuestraron a su padre, y en tribunales explicó que con esta querella busca honrar la memoria y perseguir las responsabilidades civiles en estos hechos. "Con esta querella buscamos establecer la responsabilidad de Edwards como autor intelectual de este crimen tan deleznable, como es el caso de los 119, siendo él uno de los gestores del golpe", señaló.

Agregando que es "también un homenaje al presidente Salvador Allende y a todas las víctimas de la represión de la dictadura. Vengo a decir al señor Edwards y a todos quienes estuvieron involucrados que esto recién comienza, que vamos a perseguir a todos los civiles involucrados en la gestión del golpe de Estado y los crímenes de lesa humanidad, a todos los que han encubierto estos crímenes y han participado en estos montajes para eludir su responsabilidad", finalizó.

Fonte: Cambio 21