09 junho 2012

Matilde Sábato - El Conjuro

Ilustração: divulgação

Miniconto
A las mujeres que estaban conmigo, el chileno, con su capa española y sus movimientos felinos, les pareció muy atrayente. Yo advertí enseguida que era un poderoso pájaro con alas plegadas. Todo se transformó para mí.

Me encontré en una gran plaza. No, me equivoco, eran anchísimas veredas con sus calles dispuestas en forma de círculos. La ausencia de árboles quizá contribuía a esa sensación de inmensidad. El cielo, además, se había ensombrecido y yo sentía mi corazón pesado ante la soledad y el silencio. Miré para todos lados buscando a alguien, alguien que me quitase esa sensación de muerte y desolación, cuando sentí volar sobre mí un enorme pájaro. Era de un color intensamente negro pero de cabeza y pico grisáceo. Estaba tan cerca de mí que sentí el batir de sus alas y me pareció que emitía una especie de silbido que me sobrecogió. Venciendo mi miedo, lo espanté, agitando mis brazos y el pájaro se alejó.

Temblando, continué mi camino como si siguiese huellas marcadas en el pavimento, hasta que vi, en una curva de la gran vereda, a otro enorme pájaro, de mi misma altura, de plumaje rojo y pico negro. Me sentí irremediablemente atraída hacia él y sin embargo, también quería espantarlo, lo que me pareció fácil, dado mi éxito anterior y al estar ahora poseída de una febril ansiedad. Me acerqué. El pájaro volvió la cabeza y me miró a los ojos. Su mirada me era conocida, y sentí que quería agarrarme. El terror me paralizó. Un grito angustioso surgió de mi garganta. Cuando reaccioné, el pájaro ya no estaba.

Entonces, otra vez me encontré entre las mujeres que reían y bromeaban. El chileno de la capa me tomó de los brazos como sosteniéndome y me susurró al oído: - Ya sabía que eras de los nuestros.

Matilde Kusminsky Richter, "El conjuro "
** Matilde Sábato foi esposa do escritor argentino, Ernesto Sábato.

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